Antonio C.
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A la izquierda sube la bifurcación hacia el “Lavadero”. El viajero pensaba encontrarse con el típico conjunto a la intemperie de pilas para lavar alineadas. Sin embargo, y para su sorpresa, se encuentra con un edificio moderno acristalado de una planta, que alberga en su interior dicho lavadero. La puerta de entrada está cerrada y no hay luz en el interior. En el exterior se ha habilitado una noria antigua para sacar agua de un pozo, movida por un motor y unos engranajes. Es una verdadera pena no poder entrar. Desde la cristalera se puede ver en el interior las antiguas pilas, paneles informativos y unos curiosos expositores con los letreros: “almidón”, “lejía”, “jabón”, etc.
Al otro lado del camino hay un merendero. Un señor de avanzada edad está sentado en unos de los bancos de madera con los codos apoyados en la mesa.
—¿Sabe usted si me sería posible entrar aquí? Me gustaría verlo con detenimiento y hacer algunas fotos—. El hombre se incorpora de inmediato para responder y se muestra muy atento y amigable.
—Creo que hoy no va a poder ser. Quizá mañana lunes y avisando con antelación en el ayuntamiento… En ese caso, no creo que haya problema. A veces viene algún grupo de visita, pero hay que concertarlo antes...
